Barrios de Somió

 

LOS DIEZ BARRIOS

Los barrios que componen la parroquia de Somió fueron nominados en el año 1889, según consta en el Nomenclátor General de la Provincia de Oviedo editado por la imprenta del Hospicio Provincial cuyo autor es Cristóbal Latorre y sus nombres no fueron, en absoluto, inventados entonces, sino que eran los correspondientes al uso común en las respectivas zonas de su ubicación y estaban, por tanto, de acuerdo con la voluntad de quienes fueron nuestros antecesores.

Barrio de Fuejo.

Limita este barrio con otros de la misma parroquia de Somió como son Candenal, La Redonda, La Pipa y, al oriente, con la vecina la parroquia de Cabueñes. Curiosamente, este barrio es el mayor en extensión y el menor en población. Hasta la primera mitad del siglo XX estuvo ubicado en este barrio de Fuejo un alfar donde se hacían, entre otras muchas piezas, las famosas “xarras” de sidra que gozaron entonces de gran prestigio entre los lagareros y el vecindario en general. El edificio más sobresaliente del barrio es el palacete de la Quinta Bauer construido en el llamado “Peñón de Fuejo” y conocido como la finca de Los Figaredo, ya que fue adquirido por esta familia en la década de 1920. En el camino de Cabueñes estuvo ubicada la Granja Maruja, donada a las Hermanas de la Caridad, quienes continuaron dedicándose durante años a la cría de animales y a diferentes cultivos agrícolas. En la actualidad ha pasado a ser la urbanización Los Naranjos.

Barrio La Corolla.

En la actualidad este barrio es de los más privilegiados en cuanto a naturaleza. Al contrario que otros barrios de Somió, en La Corolla aún se conservan recovecos y extensas zonas boscosas donde se crían muchas de las ardillas que  gozan de gran popularidad en la parroquia y que forman parte del paisaje urbano, para disfrute de cuantos ciudadanos pasean por sus caminos. La Corolla está situada en pendiente hacia la rasa costera del barrio de San Lorenzo, asentándose las casas en las dos laderas al abrigo del nordeste. Desde la cima podemos divisar bonitas vistas de los alrededores de Gijón y el mar. Uno de los caminos de este barrio recibe el nombre de Camino de Monteviento debido a que en una finca, antaño, estuvo activo un molino de viento para la molienda de los cereales que se cultivaban en la parroquia y cuya característica, poco frecuente en Asturias, estriba en que utilizaba el viento como fuerza motriz.

Barrio Fontanía-La Guía.

Es el barrio de Somió más próximo a las principales arterias de comunicación de la ciudad. El bello topónimo “Fontanía” indica bien a las claras que allí afloraban aguas abundantemente. También por ese nombre había una fuente en la zona conocida como del “Cañaveral”. Su límite por el Oeste es el río Piles, por el Norte el barrio de El Pisón, por el Este el de Fojanes y por el Sur la parroquia de Cabueñes. En los años cuarenta se creó un impuesto municipal para todos los productos de la aldea. Los campesinos iban a venderlos a la ciudad y, para cobrar ese arbitrio, se construyeron en lugares estratégicos de Gijón “los fielatos”. Uno de ellos se levantó en este barrio, controlando “les goxies” que bajaban en el tranvía y toda la mercancía que llegaba a Gijón por la Carretera Villaviciosa.

Barrio Les Caseríes

Ocupa este barrio el inicio de una rasa geológica que asciende unos 100 metros y cuya cara norte se desploma abruptamente hacia el mar Cantábrico. Mantiene hermosas vistas hacia el resto del concejo de Gijón, arropando a la parte baja de la parroquia somionesa de los vientos marinos. Cuando se hizo la carretera que lindaba con el borde costero y que se finalizó en 1926, los vecinos de este barrio solicitaron la construcción de tres rampas de bajada al mar para poder descender con sus carros a recoger algas que utilizaban como abono natural para sus tierras de labranza; la “Salmoriera” y el “Fortín” son dos de ellas. En el año 1961 se ubicó en Les Caseríes el primer Camping del concejo y único durante 40 años. Es este el barrio el menos extenso y también el menos poblado de Somió, aunque debemos decir que en la actualidad se encuentra ya más habitado, pues se han ido segregando terrenos y construyendo viviendas, aunque la mayoría de sus terrenos siguen arbitrariamente inmovilizados.

Barrio La Redonda.

Es el centro neurálgico de Somió desde ya antes que la línea de tranvías utilizase la Plaza de Villamanín como terminal de línea. Tiene en sí el sabor compendiado del vivir urbano con el vivir residencial de vivienda aislada. El barrio de La Redonda es el eje básico de servicios públicos de Somió y una zona de esparcimiento para residentes y visitantes. Se diría que es un lugar de visita obligada para todo ciudadano gijonés por muchos motivos, entre otros tiene este barrio uno de los focos de atención cultural más importantes del municipio como es la Fundación Museo Evaristo Valle, que permanece en la finca “La Redonda” desde el año 1983. Cuenta el Museo con el gran legado del pintor gijonés y con unos espléndidos jardines de excepcional valor botánico y paisajístico en los que se localizan piezas escultóricas. También es muy visitada la Iglesia de San Julián que fue construida en los años 30 del siglo XX por el arquitecto Gijonés D. Juan Manuel del Busto González de estilo prerrománico asturiano con claras influencias de San Miguel de Lillo.

Barrio de Fojanes.

Este barrio está ubicado en la vega del arroyo de Peñafrancia y sus tierras fueron aprovechadas, en otros tiempos, como lugar de cultivo agrícola. En ellas eran frecuentes las caserías con grandes huertas que sirvieron de sustento a buena parte de la población gijonesa. En la actualidad es una zona claramente residencial, muy tranquila, cercana al centro de Somió y a la mayor parte de los servicios del municipio. En Fojanes estuvo el primer emplazamiento del campo de fútbol del Estudiantes de Somió y también se ubicó la Escuela de Niñas de Somió, lugar ideal para el ansiado Local Social de la parroquia de Somió y cuyo edificio fue subastado en el año 1998 en 15 millones de pesetas a fin de cuadrar el presupuesto municipal.

Barrio de Candenal.

El barrio de Candenal es limítrofe con la parroquia de Cabueñes y tiene como vigilante permanente de la zona la monumental Universidad Laboral. Desde el año 1933 también se sitúa, alejado de la zona habitada, el cementerio “Santa Filomena”, ubicado en terreno donado por el filántropo Don Dionisio Cifuentes Suárez a la parroquia de Somió. Candenal aún conserva amplísimas fincas, en su mayor parte propiedad de instituciones oficiales, tales como la finca Quinta el Duque, conocida como La Pecuaria, donde se desarrollaron actividades del SERIDA y cuyo actual propietario es el Ayuntamiento de Gijón o la finca La Formigosa, terreno donde se celebraron las romerías del Carmen de Somió entre los años 2000 y 2007, propiedad de la Tesorería de la Seguridad Social. El Ayuntamiento es propietario varios terrenos más aún sin parcelar en este barrio. Pertenecen a Candenal la Escuela Superior de la Marina Civil con su Planetario y las antiguas instalaciones del INTRA-UNED. Candenal es un barrio habitado en su mayoría por familias jóvenes recién incorporadas a la parroquia de Somió.

Barrio El Pisón.

El barrio de El Pisón se ubica sobre la margen derecha del Piles, río sobre el que hubo una pasarela de madera desde el año 1901 hasta su demolición en el año 1914. La actual Carretera de Somió (antigua AS-247) de 6,2 km de longitud, fue hecha entre los años 1910 y 1917 arrancando desde el nuevo puente de piedra construido sobre el río Piles. El Pisón es el barrio donde se asienta el mayor número de población de la parroquia, siendo a la vez sede actual de varios equipamientos municipales como el Recinto Ferial Luis Adaro, el Museo del Pueblo de Asturias, el Pabellón de la Expo 92, el Palacio de Deportes de Gijón o la Cámara de Comercio, entre otros. También estuvo ubicado el auditorio dedicado al músico regional Sergio Domingo, actualmente demolido. La Colonia del Río Piles, construida en el año 1950, fue la primera de las muchas con que hoy cuenta la parroquia Somionesa. Y próximo al borde costero se encuentran las ruinas de lo que fuera la fábrica de jabón “La Jabonera”, construida en 1925 y cercada en todo su perímetro por altas tapias.

Barrio San Lorenzo.

El accidente geográfico situado más al norte del municipio y el parque periurbano más destacado de Gijón llevan el nombre del barrio donde ambos están situados, el de San Lorenzo. En este terreno ahora público, primero hubo una casería de labradores cuyas tierras adquirió el Estado, convirtiéndolas en campo de tiro donde poder entrenar las compañías y batallones del cuartel del Simancas. Por aquel entonces era habitual ver y oír a formaciones de soldados subir y bajar por los angostos caminos de Somió. Después, este lugar estuvo abandonado durante años hasta que pasó a manos del Ayuntamiento de Gijón, que habilitó las 14 hectáreas de terreno para un gran parque expansión de la ciudad, con maravillosas vistas sobre el mar Cantábrico e inaugurado en el año 1997 con participación del Principado de Asturias. Dentro del Catalogo Urbanístico de Gijón encontramos una nueva figura, el Patrimonio Militar, cuya ficha dice: “es un conjunto formado por dos nidos de ametralladora, construidos con hormigón armado, sobre el promontorio del Cabo San Lorenzo. Los edificios, si bien adaptados a su función, presentan un especial cuidado en su ejecución, que estilísticamente presenta similitudes con la arquitectura expresionista alemana”.

Barrio La Pipa.

Los límites de La Pipa son los barrios de San Lorenzo, La Corolla, La Redonda y Fuejo. Desde principios de siglo hasta el año 1960 este barrio  tuvo una zona considerada industrial por el hecho de que había instaladas empresas fabricantes de gaseosa entre cuyos productos figuraba el “boliche”, un envase de cristal en cuyo interior había una bola, también de cristal, con la que se realizaba a presión el cierre del recipiente. Estas bolas eran anheladas por los chavales de la época para jugar a las canicas, pues su peso se adecuaba mejor al impulso que había que darle a la bola a golpe del dedo índice de la mano y la única forma de conseguirlas era rompiendo el “boliche”. Pero esta no fue la causa de su desaparición, sino que lo fueron las disposiciones sanitarias y también los intereses comerciales, pues su sistema de cierre duraba tanto como durase el “boliche”, sin ningún coste. El sustituto fue el botellín con cierre de tapón metálico, la famosa “chapa”, que la chavalería supo incorporar a sus juegos de competición: las típicas “carreras de chapas”. En el interior de la chapa colocaban la fotografía del ciclista favorito y la protegían con un cristal para que no se estropeara, fijando este a la chapa con jabón o masilla apoyada en los bordes, toda una ingeniería.   

Lugares de Somió.

Existen también en Somió varios “lugares” con nombres tradicionales a los cuales frecuentemente se hace referencia. Para servir de ejemplo nos referimos a los siguientes: en el Barrio de Fuejo “El Fondal”, “El Curiosu”, “Bérbora” y “Camporredondo”; en La Pipa “La Peñuca”, Les Castañaliques” y “El Morillón”; en Candenal “El Piquero”; en San Lorenzo “La Providencia” y “El Monte”; en La Corolla “El Fielato”, “Monteviento” y “La Marica”; en La Redonda “La Pondala” y “Villamanín”; en Fontanía-La Guía “El Llanío”, “La Güelga y “El Cañaveral”; en El Pisón “El Madrigal”, “La Ería del Piles”, “La Faza” y “Casablanca”; en Les Caseríes “La Salmoriera” y “El Rinconín”; y en Fojanes “La Carbayera de Alvarín” y “Requejo”. Como es fácil comprobar, sucede con frecuencia que, siendo el barrio perfectamente conocido por las personas que lo habitan, se impone en el uso común el nombre que corresponde al lugar, especialmente cuando es empleado por numerosas personas no directamente vinculadas al mismo y, en consecuencia, desconocedoras de los nombres de los barrios a los que esos espacios corresponde.