Fuentes, lavaderos, bebederos y manantiales.

Somió ha sido un lugar rico en aguas puras con espacios públicos atrayentes como son las fuentes. Desde siempre la fábula y el folklore han acompañado las largas tertulias que al atardecer  protagonizaban mujeres y niños cerca de algún manantial. Ha sido Somió una parroquia un tanto particular en este sentido por la cantidad de fuentes, lavaderos y abrevaderos que se llegaron a contabilizar, e interesantes debido a que las aguas subterráneas manaban espontáneamente. Sobre cada una de ellas existe una leyenda, una anécdota o un dicho, algo que las identifica  haciéndolas distintas unas de otras.

Muy abundante el acuífero subterráneo existente en la parroquia rural de Somió siendo imprescindible para llegar a abastecer de agua a la numerosa cabaña ganadera radicada en la zona así como para  uso doméstico. Existieron en Somió fuentes y lavaderos bastantes años antes de la traída de aguas (año1960) siendo los manantiales abundantes y sus aguas muy preciadas por los vecinos y habitantes de la Villa de Gijón. Desde Somió lo llevaban los llamados “aguadores” para su venta. Los manantiales estaban dispersos por toda la parroquia y fuera del alcance de gran número de vecinos teniendo estos que caminar bastante trayecto para abastecerse, con el perjuicio añadido que suponía la escasez de agua en el verano de manera especialmente para los animales. Para terminar con este grave problema generalizado en la parroquia se constituye una histórica comisión de vecinos (principio de la Asociación de Vecinos “San Julián” de Somió) realizando un proyecto para la instalación de abrevaderos y fuentes  abasteciéndose unas de otras y situadas en distintos barrios.

Fue en el mes de abril de 1907 el primer intento de asociacionismo fracasando el mismo debido a los obstáculos puestos por el señor Bauer oponiéndose rotundamente a la construcción de fuentes y abrevaderos para los vecinos de Somió por ser contrarios a su interés particular. Con una mayor fuerza se avivó el proyecto, y en 1913 se obtiene el permiso necesario del Ayuntamiento abriéndose entonces una suscripción pública suficiente como para llevar a cabo las obras necesarias de construcción de fuentes, abrevaderos y lavaderos. El 30 de marzo de 1918 la comisión de vecinos integrada por D. Julián G. Posada (párroco) D. Máximo Loché, D. Robustiano Infiesta, D. Benito Cifuentes, D. José García,     D. Alejandro Tuya y D. Antonio Moriyón envían una circular a todos los suscriptores del proyecto con el detalle de gastos, desarrollo de las obras y el listado de aportaciones vecinales, finalizando de este modo 5 años de duro trabajo.

Una de las fuentes legendarias de Somió lleva el nombre de una persona oriunda de la parroquia: fuente y abrevadero de José Rosa, él junto a otros vecinos como D. Manuel Tuya llegó a construirla personalmente en 1913. Está  situada en el camino de los Geranios, próximo al palacio de Bauer y empozada en la margen derecha de la carretera de Somió. Fue restaurada en el año 1999 por el Ayuntamiento de Gijón después de haber permanecido durante bastantes años en estado de abandono llena de ortigas y escallos pudiendo observar en el agua del bebedero abundantes renacuajos.

La fuente y abrevadero de Loché situados en El Fondal, fueron construidos en el mismo año que la anterior y dentro del mismo proyecto vecinal, participando en las obras D. Máximo Loché D. Dionisio Cifuentes, D. Nicasio Pumarino y D. Alejandro Tuya. Estos dos componentes, fuente y abrevadero, fueron desaparecidos en marzo de 2002 dando paso a  una parcelación tras permanecer cerca de 25 años abandonados y cubiertos de suciedad. Al parecer no estaban catalogados y dado su estado de deterioro carecía de interés municipal para el traslado a otro lugar. No lo pensaron así los vecinos considerándolos como referente del barrio y parte de un patrimonio que les correspondía.

Más abajo situada en un semicírculo cedido por el Señor Obispo en su finca estaba la fuente de Villamanín dando servicio a un numeroso vecindario. El conocido industrial gijonés D. Gervasio de la Riera fue quien donó el famoso caño de bronce adornado con una cabeza de león a modo de conducto. El agua sobrante de esta fuente surtía al amplio abrevadero situado en la carbayera de Fojanes. Años después la cabeza de león fue trasladada al jardín situado frente a casa Oliva en la calle del Doctor Muñiz donde aún permanece.

La fuente y el lavadero de Fuexu están separados entre si por unos 30 metros de distancia y ubicados en medio de un valle formando parte de una extensa mancha vegetal de ocalitos y monte bajo; linda por un lado con la finca de Los Figaredo y situada en el mismo camino de Quintueles. La fuente se encuentra empotrada en un desnivel  de tierra con un caño que se tapaba para no perder caudal. El lavadero es grande con pilastras de piedra sujetando la  plancha de hormigón que sirve de tejado estando cerrado por un lateral con cristal traslucido. La abundante agua sobrante baja por una canal echa en la tierra por la propia agua hacia la Carretera de Somió. Por interese que se ignoran y a causa de extrañas maniobras esta fuente se está desecando lo que se teme pase a engrosar la larga lista de fuentes y manantiales fuera de servicio en la parroquia. En la actualidad el lavadero se encuentra en buen estado de conservación en un entorno semisalvaje; la Asociación de Vecinos “San Julián” de Somió ya solicitó al Ayuntamiento de Gijón la recuperación del conjunto histórico  y su entorno. Está marcado en piedra como “Lavadero Municipal año 1960”.

La Pipa es el barrio que más cantidad de manantiales concentra. En el camino de El Túnel  se encuentran  tres elementos que forman el abrevadero, lavadero y fuente de El Túnel separados entre sí por abundante vegetación. El abrevadero está situado en una ladera del camino y el caño por el que brota el agua está puesto sobre una columna construida por la comisión de vecinos en el año 1913. La fuente es un bloque de hormigón saliendo el agua al exterior por un tubo que tiene una tapa de hierro con candado. El lavadero restaurado en el año 1999 por el Ayuntamiento de Gijón es de forma rectangular  apoyándose el tejado sobre cinco columnas con pared ciega por los laterales hasta la mitad y un banco corrido de diez metros de largo.

Seguimos en el mismo barrio de la Pipa  para hablar de la fuente La Peñuca. Actualmente es utilizada el agua de esta famosa fuente por vecinos y foráneos gozando sus aguas de cierto prestigio. Se puede encontrar en el camino de La Peñuca apreciando en su entorno una zona verde bien cuidada con bancos que invitan al descanso habiendo sido remodelado el conjunto en el año 2003. Por esas mismas fechas la Asociación “San Julián” solicitó al Ayuntamiento, a petición de los vecinos, su limpieza interior  “según venía sucediendo de antaño se realice una limpieza del interior de la fuente La Peñuca al observar que el caudal de agua ha disminuido considerablemente”. En la solicitud, los vecinos se comprometen a asesorar a los técnicos municipales, si fuese preciso, de cómo realizar esta limpieza al ser ellos conocedores de tal proceso.

A continuación reproducimos el siguiente documento: “En el año 1980 cuarenta vecinos usuarios de las fuentes “La Peñuca” y “La Pipa” sitas en el barrio de La Pipa, parroquia de Somió-Gijón, exponen al Delegado de Ministerio de Industria y Energía que ante el temor de ver desaparecida dichas fuentes a consecuencia de un proyecto de captación de aguas mediante sondeo en la misma vaguada de los manantiales y a un nivel inferior de los citados, solicitan sean aforados e inscriptos los tres manantiales que surten  dichas fuentes por los servicios de la Sección de Minas de esa Delegación. Acta de la visita de Policía Minera Extraordinaria efectuada por D. Lisardo Fernández Vigil, y D. Ignacio Fernández Menéndez, Ingeniero Superior y Técnico respectivamente de la Delegación Provincial del Ministerio de Industria y Energía de Oviedo, el día trece de marzo de 1981, a los parajes “La Peñuca” y “La Pipa” del barrio de La Pipa de la parroquia de Somió, del término municipal de Gijón, a solicitud de D. Pedro Antonio García Blanco y otros usuarios de las mencionadas fuentes, al objeto de practicar el aforo de las mismas”. La fuente denominada “la Peñuca” es pública y está ubicada en el paraje de igual nombre en las proximidades de la carretera al Infanzón. Su obra de fábrica y acondicionamiento es del año mil novecientos cuarenta y cuatro. Practicada reiteradamente la operación de aforo se obtuvo como caudal fluyente de la misma la cantidad de seis litros por minuto”.

La fuente denominada La Pipa en uso desde mil novecientos dos se surte del agua aportada por dos manantiales, uno ubicado en las proximidades de la fuente La Peñuca a unos tres metros de la misma y el otro a unos ochenta metros, vaguada debajo de la fuente en la finca del Sr. Alonso Puerta Morís. Practicada reiterada la operación del aforo se obtuvo como caudal influyente la cantidad de cinco y medio litros por minuto. El aforo mencionado queda inscrito en el libro Registro de Manantiales de la Delegación Provincial al folio numero noventa y uno del libro tercero. Para que conste se extiendo la presente Acta. La comisión de vecinos formada para la defensa de los legítimos derechos de un elemento  tan esencial como el agua y las fuentes agradecen mediante una circular a los vecinos, el sumarse al sufragio de los gastos originados enviando también  la relación de los mismos. 

En el primer cuarto del siglo XX, al carecer la ciudad de Gijón de fuentes con agua de buena calidad, proliferaron en este barrio de La Pipa los aguadores, personas como Facundo, Luciano, Julián, Cándido y Marcelino, que para no molestar a los que por el día iban a la fuente a por agua, se dedicaban durante largas y frías noches de invierno a llenar unas tras otras las “pipas” que luego llevaban a Gijón al amanecer, para vender el agua a precios voluntarios. Julián tenía como anécdota el haber contado en un invierno cuarenta “xielaes” seguidas. Fue una zona industrial (años 1900/1960) por el hecho de que existieron empresas fabricantes de gaseosas y entre sus productos figuraba el famoso “boliche” pero disposiciones sanitarias e intereses comerciales cerraron las fábricas. El ensañamiento destructor de bandas incontroladas y el total abandono por parte de las autoridades, casi la condenan a su desaparición. Gracias a la insistencia de los vecinos y a la buena voluntad municipal, se ha conseguido recuperar al menos la estructura primitiva de la fuente, ya que el manantial está abandonado y el agua que podemos beber de ella está suministrada por la Empresa Municipal de Aguas. Hoy una vez recuperada, es necesario recordar la importancia de esta fuente, que no solo es símbolo de uno de los rincones más singulares de Somió, sino que ha dado de “beber” a tanta y tanta gente en estos cien años de existencia. A pesar de todo, hoy el entorno de la fuente y la carbayera de La Pipa son uno más de los muchos lugares  pintorescos de Somió.

En el barrio de La Corolla se sitúa la fuente de La Marica con un letrero desde hace  muchos años que dice “agua no potable”. Se  utilizaba el agua de esta fuente, hace más de 40 años, para uso doméstico pero con la llegada del desarrollo urbanístico y debido a filtraciones contaminantes llevo al Ayuntamiento de Gijón  a prohibir el uso para consumo humano. Ha sido rehabilitada al igual que el bebedero para el ganado por brigadas del Plan Piles en el año 2001 con un presupuesto de diez millones de las antiguas pesetas, realizando innovaciones en la piedra así como limpieza, saneamiento y recuperación de todo el entorno construyendo una acera en la parte colindante con el camino de Las Hayas.

En el camino de Bérbora, fronteriza con la vecina parroquia de Cabueñes, están construidos juntos el bebedero y lavadero de Fontana y unos metros más atrás la fuente. Según los vecinos consultados, desde aproximadamente el año 1921, los animales bebían allí y los vecinos cogían el agua hasta que en septiembre el caudal se secaba y tenían que ir a la fuente de Santa Mariña (Cabueñes). En este lavadero las mujeres lavaban la lana de las ovejas para luego hacer el hilo. Hoy ya no quedan ni siquiera las ranas que los guajes cogían cuando eran pequeños porque ya no se crían debido a alguna filtración. Ahora el agua sale blanquecina y tiene una capa amarillenta que le da mal aspecto. Las brigadas del Plan Piles reformaron su entorno en el año 2003.

La fuente de Monteviento está situada en el camino del mismo nombre, donde antiguamente había un molino de viento; fue construida alrededor del año 1940 por la familia Ayesta con el fin de suministrar agua al vecindario cercano, evitando así el trabajo de ir caminando hasta la fuente más próxima, la de La Pipa. Se hizo la obra aprovechando la construcción de un túnel por el que pasaron la tubería y se cree que el agua procede del mismo manantial que la fuente de El Túnel. Los vecinos del entorno adornaban esta fuente de Monteviento el día de San Juan y organizaban una merienda invitando a sus amistades. Después encendían la hoguera alrededor de la cual pasaban la noche. En el año 2007 ha sido recuperado para uso vecinal el entorno de la fuente de Monteviento a solicitud de la Asociación “San Julián”, después de haber servido de acopio de materiales para obras de saneamiento del barrio.

En uno de los puntos más conocidos y típicos de Somió, La Pondala, estuvo ubicada la fuente, el abrevadero y también un depósito preparado para almacenar agua pudiendo abastecerse de él los numerosos vecinos en la época estival donde por lo general  había escasez. Solo perduró en el tiempo una derruida fuente siendo esta puesta en funcionamiento y remodelado su entorno ajardinado en el año 2003 por trabajadores del Plan-Piles. 

Más abajo y dando nombre al barrio se situaba la fuente de Fontanía, en la zona del Cañaveral y en el triángulo formado por la carretera de Villaviciosa y Avenida del Profesor Pérez Pimentel frente a los chales de Restegui y Suberbiola estaba situada la fuente “La Guia”, de la que muchas casas se abastecían del agua necesaria para la vivienda mediante calderos de porcelana; por supuesto en todas estas casas el lavado de la ropa se hacía directamente en el río, en el que había lugares preparados para ello, siendo los praos próximos los que servían para poner la ropa al verde.

En el barrio de El Pisón se sitúa la fuente del mismo nombre, bien conservada su estructura pero fuera de servicio de agua. Tiene dos caños el bebedero para los animales y el lavadero, estos elementos formaban un bloque conjunto. Este manantial ha dado servicio a las numerosas familias colindantes que utilizaban el agua para uso doméstico. Eran las mujeres quienes habitualmente se encargaban de realizar este trabajo, llenando calderos de porcelana que llevaban hasta sus viviendas, uno en cada mano y otro más en la cabeza. Una anécdota curiosa es que la señora encargada de atender la ropa del famoso equipo de fútbol de Somió, la lavó durante años en este lavadero, por lo que era una estampa habitual el ver secando en los praos de alrededor tan legendario atuendo.

Con un subsuelo rico en manantiales las prospecciones particulares para uso residencial hicieron retraer la abundante agua que abastecía con manantiales a la parroquia, siendo a partir de los años de 1960 cuando Somió fue integrada en la red general de distribución de agua. Las cooperativas constituidas por residentes de Somió y Cabueñes comenzaron a hacer captaciones en las décadas de 1970 – 80  y también la Empresa Municipal de Aguas realiza sondeos, siendo eliminando poco a poco el agua superficial y secando los manantiales. Esta situación dio paso al abandono al dejar de ser utilizados los lavaderos, fuentes y abrevaderos y perdiendo su interés a la vez que llenándose de suciedad siendo algunos de ellos finalmente demolidos.

Rescatamos de la memoria otras fuentes que no han quedado de ellas ningún vestigio de su existencia: fuente y abrevadero de Candenal  y de Laviada; el Xinxu o fuentes de Serin, Estaño y Fontanía,

El abrevadero del Forquetón desapareció cuando se acometieron las obras de saneamiento del barrio de San Lorenzo, en cuyo barrio se encontraba también la fuente La Morena hoy anexionada a finca. En el barrio Les Caseries se emplazaba la fuente y lavadero de Peñarrubia, desaparecidos ambos bajo los escombros en 1996 pudiendo apreciar actualmente las aguas correr en dirección a la playa del mismo nombre.

Un caso interesante a destacar es el manantial del Cervigón situado en el mar cantábrico. Hace algunos años se podía observar desde la costa cuando el mar estaba en calma y la marea baja. La presión del agua dulce vencía el peso del agua salada formaba círculos situando el lugar exacto del manantial. Se supone que este fue tapado por las obras llevadas a cabo en la zona para la construcción del emisario submarino de Peñarrubia en el año 1996,  dejando de verse el redondel que producía el manantial a raíz del movimiento de tierra para la referida obra.

Otro manantial que pasa desapercibido para los visitantes por su situación en pleno acantilado próximo a la famosa isla de la Tortuga en el Cabo San Lorenzo es La Pontica. Nace este manantial en una cueva y tras recorrer unos metros por una escalonada senda el agua cae a la playa entre musgos y vegetación abundante.

En el mes de junio de 1998 vecinos del barrio de Les Caseries se reúnen, en improvisada asamblea, en el camino de Los Tejos, lugar exacto del problema, y acuerdan presentar al Ayuntamiento reiterada solicitud relativa a recuperar la histórica fuente y abrevadero de El Trébole anexionada a finca privada (la primera denuncia data de 1978) apoyados en su demanda por la Asociación de Vecinos “San Julián” de Somió. Tratan, estos vecinos, de solucionar de una vez por todas el impacto visual negativo que constituye para la zona el estado de abandono del entorno, recuperando la centenaria fuente, abrevadero y carbayera, anexionada a finca privada, como área publica de recreo dentro del programa de espacio y ocio que el Ayuntamiento de Gijón implanta en la zona con la construcción de sendas peatonales.