Autor: Luis G. Pérez del Río
Fuente: Porfolio de las fiestas de El Carmen 2003
Dª Victorina Pérez del Río y Valdepares
(Maestra durante más de 30 años en la Escuela de Niñas de Somió)
Mis padres, ambos maestros nacionales, consiguieron el traslado a Gijón en 1934, después de estar destinados en La Arena (Soto del Barco). Mi padre tomó posesión en la escuela de Cimadevilla y mi madre la de Somió. La escuela de niñas estaba en el barrio de Fojanes y era una vieja casa del siglo XIX. Abajo estaba la escuela y arriba la vivienda, donde nací yo al año siguiente. Mis hermanos, Eugenio y Manolo, tenían entonces 15 y 12 años, respectivamente. Recuerdo que se carecía de los servicios más elementales. En el barrio no había agua corriente, se sacaba de un pozo y para beber se traía de la fuente de Villamanín. La cocina de gas, estufa de butano, lavadora etc…, brillaron por su ausencia durante muchos años. La corriente eléctrica faltaba muy a menudo y durante horas, sobre todo cuando hacía viento, así que había que asegurarse de tener una buena provisión de velas o lamparillas de aceite. Claro que al no tener aparatos eléctricos ni electrodomésticos (a excepción de la radio) la cosa no importaba demasiado. Para llegar hasta la carretera de Gijón, por donde pasaba el tranvía, había que ir por unos caminos que, al llegar la noche, estaban más oscuros que la boca de un lobo, así que cuando era pequeño y venía solo iba cantando en voz alta para espantar el miedo. Al no haber conocido otras condiciones mejores de vida, aquella me parecía lo más normal del mundo e incluso fui feliz durante aquellos años.
Recuerdo que a la entrada de la escuela se «aparcaban» en los días de lluvia quince o veinte pares de madreñas. Las niñas venían casi todas con madreñas andando varios kilómetros, incluso corrían con ellas puestas, cosa que a mí me maravillaba.
En 1965 mi madre se jubiló y pocos años después la escuela se cerró definitivamente. Había disminuido notablemente el número de niñas debido al descenso de la natalidad; además un nuevo plan de educación estaba en marcha con concentración escolar en centros de enseñanza. Es una pena que la escuela no se destinase a centro de reunión de la Asociación de Vecinos de Somió, como se ha hecho en tantos pueblos de España.
Os deseo a todos unas felices fiestas de Somió, especialmente el día del Carmen y el de San Julián.
Luis G. Pérez del Río.