Publicado el 18 de mayo de 2018 en el diario El Comercio

Eduardo Suárez Fernández-Miranda

“Helena o el mar del verano” a lo largo del tiempo.

“Helena o el mar del verano” se publica por primera vez en 1952. Concretamente se terminó de imprimir el 21 de marzo de 1952, en los Talleres de S. Aguirre Torre, en Madrid; ya en aquellos años se hablaba de talleres y no de imprenta. Por iniciativa de Vicente Aleixandre apareció en la Colección Ínsula, de la revista del mismo nombre, en la que publicaban autores como Luis Cernuda, Blas de Otero, o Pedro Salinas, entre otros.

Lo curioso de esta novela es que está formada por relatos que fueron apareciendo en distintas revistas literarias  como Acanto, Finisterre, Garcilaso o Estafeta Literaria a lo largo de los años 40. Así lo recordaba Julián Ayesta en “De una carta al editor”, publicada en el número 77 de la revista Ínsula del año 1952: “he tardado diez años en escribir este libro. En realidad nunca lo concebí como una unidad, pero como esta unidad la llevaba yo dentro, tampoco me sorprendo al ver que hacen un libro lleno de sentido unas cuantas narraciones escritas y publicadas independientemente”. En ese mismo número de la revista, José María Jove, en una de las primeras críticas de esta novela, señala que “pocos libros se han escrito con tanta sinceridad, con tanta sangre, con tanta nostalgia. Y, al mismo tiempo, con tanto atino en el paisaje, y en esos niños que piensan cosas terribles o corren desalados detrás de una muchacha por entre un bosque  de eucaliptus”.

A partir de aquellos textos, y con pequeñas modificaciones, que incluyen algunos cambios en el nombre de los relatos originales, se construye una novela que al leerla, y a pesar de estar divida en tres partes, se tiene la sensación de una unidad perdurable. Y ¿en qué consiste esta novela? El propio autor da una idea sobre ello: “En cuanto al fondo que me inspiró mi «Helena…» lo que se puede decir es que se trata de un relato cordial de un primer amor y de un relato hecho con un deliberado propósito de exaltación de lo eternamente válido y noble y hermoso de la vida”.

Una segunda edición de esta novela se publica en 1957, en Madrid, en la Editorial Arión. Y tendrían que pasar diecisiete años hasta que la editorial Seix Barral la volviera a editar en 1974. En la contraportada del libro se habla de los motivos para su edición: “La presente reedición de unos de los títulos más notables y más minoritariamente conocidos de la narrativa española de los años cuarenta permitirá situar en su ámbito natural a una deliciosa pieza literaria, tejida con la trama lírica de los recuerdos juveniles y las difusas impresiones de la adolescencia”.

En una conversación con Pere Gimferrer sobre Julián Ayesta, al preguntarle si había informes de lectura de la novela  “Helena o el mar del verano” antes de su publicación respondió que no, que la obra tenía un prestigio importante y se publicó directamente. Mantuvieron correspondencia, ya que en ese tiempo era asesor literario de la editorial, pero no le conoció personalmente. Es sabido que en el momento de su publicación en Seix Barral en el año 1974 no se conocía mucho del autor. Entre las críticas aparecidas ese año está la de Eduardo Mendicutti donde señala que “Julián Ayesta ha escrito el relato con maliciosa ternura, adoptando su voz al espíritu del niño que crece, dejando tras sus palabras no la tristeza de haber perdido todo eso, sino la alegría de haberlo vivido alguna vez”.

La desaparecida editorial Sirmio, propiedad del prestigioso editor Jaume Vallcorba, publicó la novela en 1987, dentro de su colección “Biblioteca menor”. Palabras elogiosas de Francisco Rico la definen en ese momento como “una de las incontestables obras maestras de la literatura española de todos los tiempos”.

En 1996 la editorial Planeta la devuelve al panorama de novedades al publicarla en su colección “Nuestros clásicos contemporáneos”. Año que coincide con la muerte del escritor. Gregorio Morán en un artículo hace una semblanza suya, al que se refiere como “un buen escritor de un solo libro. Lo escogió él, no el destino. (…)Era uno de esos asturianos cuya ocupación consiste en contemplar cómo la gente se esfuerza en ser infeliz”.

En la actualidad la novela está publicada en la editorial Acantilado desde el año 2000, cuyo editor Jaume Vallcorba la recuperó de su catálogo anterior.

Joan Josep Isern, en un artículo de la revista Caràcters, la define como “la novela de un escritor de obra escasa y vida silenciosa que nos enseña que la gran virtud de todo artista es su capacidad de trabajar con los materiales que tiene más próximos y de saberlos elevar a la categoría de mitos”.

El próximo año se cumplen cien años del nacimiento de Julián Ayesta. No era una persona a la que estas celebraciones diera mucha importancia, sin embargo sí le haría ilusión saber que su obra sigue siendo publicada, como recuerda Helena Scarbonchi.

Hace unos días visité el cementerio de Somió. En ese momento recordé la frase de Cees Nooteboom: “¿quién yace en la tumba de un poeta?” En la que tenía frente a mí yacía Don Julián Ayesta Prendes, Embajador de España, Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, Comendador de la Orden de Isabel la Católica, Comendador de la Orden de Alfonso X el Sabio, Grosses Silberaess Ehrenzeichen de Austria, Gran Cruz de la República Federal de Yugoslavia. Y autor de una novela “Helena o el mar del verano” que desde su publicación en 1952 se ha convertido en un clásico indiscutible.