I Día de la Ardilla

Persona activa

Don Pío Sánchez Iglesias nació en Tapia de Casariego el 3 de febrero de 1928. Allí mismo entre los 4 y 9 años de edad se inicia en el estudio entre la escuela privada y la pública. Su muy temprana vocación hace que en su parroquia, San Andrés de Serantes, y dirigido por el párroco durante los años 1937 y 1938, cursa los dos primeros años de la carrera eclesiástica, siendo examinado en su propio pueblo por profesores del Seminario. En octubre de 1938 ingresa en el Seminario de Valdedios para completar sus estudios de Humanidades y Filosofía. En el Seminario de Oviedo, al que se incorpora en el año 1944, estudia cuatro cursos de Teología para posteriormente licenciarse en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Comillas en 1950. El 6 de agosto de ese mismo año, a los 22 años de edad es ordenado sacerdote en Barrios de Luna por el Obispo Castrense Alonso Muñoyerro. Durante un año ejerce su ministerio como Ecónomo de las parroquias de Alesga, Páramo y La Focella en Teverga y en los 10 años siguientes, hasta 1961, en San Andrés de Serantes, su parroquia natal. El 13 de agosto de 1961, cuando cuenta con 33 años, llega a San Julián de Somió, parroquia en la que según sus cuentas, lleva administrados 2223 bautismos, asistió a 3307 matrimonios y presidió 1839 funerales. Pero, importante y fundamental como es esta ingente labor pastoral, su perfil biográfico no le haría justicia si no destacamos su talante humano, conciliador y profundamente democrático, entendiendo este término en su más genuina acepción cristiana. Don Pío, con su personalidad afable y su inteligencia natural, imprimió carácter a una parroquia compuesta por gentes de procedencia diversa, con formas muy diferentes de pensar y con funciones muy dispares en la comunidad. Pero ante Don Pío y para Don Pío todos fuimos y somos feligreses, individualizados y distinguidos por su amistad. Por eso Don Pío asiste a los enfermos o impedidos a domicilio. Y acude allí donde se le necesita a cualquier hora del día o de la noche: porque los feligreses de Somió somos “su” gente, “su” familia. Su saber hacer abarca también el aspecto “profesional” de su ministerio. Así durante 18 años, de 1975 a 1993, atendió al Tribunal Eclesiástico del Arzobispado de Oviedo como Juez Diocesano. Don `Pío se merece ya un descanso, para dedicarse a sus libros y a sus paseos, pero su labor ha dejado impronta en Somió, por lo que es y será, siempre, nuestro querido párroco. La Asociación de Vecinos San Julián le otorga el premio “Ardilla” por su laboriosidad, atención y ser un buen defensor de los suyos, cualidades y valores que queremos ensalzar. 

19 de septiembre de 2003