V Día de la Ardilla
Persona activa
Doña Charo Castro Caicoya ha dedicado su vida a la enseñanza musical impartiendo clases a niños y jóvenes de Somió. Siendo niña ya jugaba a dar clases de piano a las compañeras de colegio, un signo evidente de su auténtica vocación musical. Terminados los estudios básicos comenzó la carrera de piano examinándose por libre en los conservatorios de Oviedo y Madrid ejerciendo la docencia en el Conservatorio Profesional de Música de Gijón. Junto a sus padres y sus hermanos Mauro, Mª Elena, Gonzalo, José Antonio y Pili, formaron una familia tradicional en Somió, de cuyo núcleo familiar Charo y Mª Elena nunca se marcharon; su casa sigue siendo la casa de todos, pues aunque no hayan formado su propia familia crearon una mucho más grande ya que siempre están dispuestas a acoger, ayudar y ofrecer lo que tengan a sus allegados. Para Charo fueron entrañables las fiestas familiares que celebraban juntos tíos y primos en Quintueles; iban caminando desde Somió por los empinados caminos cargando con la cesta de la comida para disfrutarla todos juntos debajo de un árbol; y feliz contemplando a los niños cuando jugaban al balón, a la cuerda o al escondite delante de su casa, una estampa alegre y divertida de las que ya no vemos. Según estas reseñas de su vida familiar se deduce que disfruta relacionándose con los niños, de actos familiares o ambientes sencillos, y por su discreción personal intenta pasar desapercibida sin conseguirlo, porque a nadie de los presentes se le escapa su trabajo altruista y compromiso constante a favor de la colectividad. De carácter afable, tranquila, amiga de sus amigos ha sabido cosechar numerosas amistades a lo largo de los años. Enorgullece tenerla como compañera en cualquiera de las distintas tareas que desarrolla en la parroquia, como en el grupo de la Pastoral de la Salud, visitando a personas mayores llevándoles cariño, amistad y canciones una labor de respeto que ella realiza muy dignamente. Se encargó de formar el coro de jóvenes de la parroquia en el año 1975 consiguiendo grandes resultados especialmente en concursos de villancicos. Y siguió Charo con el mismo interés de participar en concursos y certámenes durante bastantes años más, implicando también a los padres de los niños que la ayudaban en los desplazamientos y en alguna que otra interpretación musical. Fueron períodos de convivencia y satisfacciones para los niños y difíciles de olvidar para los padres por las entrañables jornadas vividas. Hasta treinta y tantos niños de distintas edades tuvo juntos en el coro infantil, toda una iniciativa vocacional. Es organista y directora del coro de la Capilla de la Providencia desde hace más de cincuenta años. Organista también en la parroquia y colaboradora con otras corales de Gijón, siempre que estas se lo piden. Y desde hace diez años dirige la “Coral San Julián”, un coro cuyos componentes forman una gran familia, que nació sin pretensiones y ha llegado a un alto nivel bajo la batuta y la mucha paciencia de Charo. Desde la Asociación hemos puesto interés por reunir para cantar en la misa, que precedió esta comida de confraternización, a la mayoría de los componentes que participaron de los coros que Charo dirigió. Hemos obtenido una buena respuesta a esta iniciativa participando en la eucaristía algunos de ellos junto a la actual coral, plasmando el momento histórico en un recuerdo fotográfico. Otros coristas aunque físicamente les fue imposible participar en la misa – por motivos de trabajo fuera de Gijón – nos han dejado escrito unas líneas de felicitación para la homenajeada, que a buen seguro las guardará ordenadamente como hace con todo lo que llega a sus manos. Nos van a permitir leer varios de esos escritos:
A mi tía Charo: La música ha sido tu profesión, pero no solo eso, ha sido tu vida. Tú te has entregado a ella pero la recompensa ha sido mucho más grande, amigos, alumnos, reconocimientos y sobre todo muchos y buenos momentos. Debería agradecerte muchas cosas pero sin ninguna duda la más importante es haberme enseñado a vivir como tú, a ser mi inspiración, y teniéndote como ejemplo, decidí seguir tu camino y dedicarme a la música y a esa labor tan hermosa y gratificante que es la docencia. Me diste mis primeras lecciones, con seis años me integraste en el coro, como tu decías, la componente más joven, me prestaste tu tiempo y tu piano cuando yo no lo tenía, me llevaste contigo a cursos aunque fuera la única niña, me cediste parte de tu trabajo cuando quizás yo lo necesitaba más, e incluso en mi último esfuerzo, cuando estudiaba las oposiciones, me ayudaste con aquellos dictados, imposibles de tocar, recuerdas que el tercero nunca me salía? También me contagiaste tu paciencia cuando yo la perdía, y no fueron pocas veces.
A día de hoy puedo decir que soy muy feliz, he conseguido ser lo que siempre quise, y aunque me queda mucho por aprender me siento afortunada por vivir mi profesión con mucha ilusión y cuando alguien me pregunta a qué me dedico puedo decir con mucho orgullo: soy profesora de música, como mi tía Charo.
Elba y Ruth
A pesar de todo el tiempo que ha pasado ya, recordamos como si fuese ayer aquel sábado por la mañana en que, la mitad de las niñas que vivíamos en El Pisón, decidimos apuntarnos al coro de la Iglesia. Empezamos así, como si nada y estuvimos cantando todos los domingos muchísimos años! y no sólo los domingos: qué bien lo pasábamos en Navidad cantando por la casas pidiendo aguinaldo, en Nochebuena tocando instrumentos y todo, yendo a las residencias de ancianos, que eran quienes más lo agradecían, en las bodas, comuniones, festividades importantes que se celebraban… Los nervios que pasábamos cuando nos juntábamos con el coro de “mayores” y nos dirigía Don Mateo…Y en cuántos concursos habremos participado! Aquellos duelos con los del Martínez Blanco, que siempre nos hacían quedar segundos hasta que conseguimos ganarles!! Qué satisfacción! Cómo olvidar el uniforme con la camisa blanca y la falda azul! aunque a veces también nos llegamos a disfrazar incluso de payasos. Y cuando actuamos en el Teatro Campoamor, quién lo iba a imaginar cuando empezamos. Y en todos estos momentos, siempre Charo dirigiendo. Conseguiste que viniéramos a ensayar siempre con ilusión. Nos lo pasábamos tan bien! Y mira que éramos muy pequeñas y debía ser a veces difícil poner orden, pero no recordamos verte enfadada ni una vez. Bueno, claro que te enfadabas a veces, pero con ese carácter que tienes, tus enfados son menos enfados, y para tratar con niños, es lo mejor. Yo, Elba, además tuve la suerte de tenerte como profesora en el Conservatorio, así que tengo muchísimos recuerdos contigo, y todos buenos. Yo, Ruth, recuerdo incluso cuando durante una temporada iba a un curso de dirección de coros contigo a Oviedo, junto con Pilar Figaredo y tu sobrina Carmen. Me acuerdo además que llegué a «dirigir» la voz tercera en los ensayos e incluso a hacer la presentación del coro en el Ateneo Jovellanos. Según nos fuimos haciendo mayores, uno empieza a tener otras aficiones, otras prioridades, nos hemos ido yendo de Gijón, algunas somos ya incluso mamás…Y estas situaciones hacen que hoy no podamos estar ahí, en ese homenaje tan merecido, porque si alguien ha dedicado tiempo a esta parroquia, Charo, esa has sido tú. Y te podemos asegurar que millones de veces recordamos anécdotas del coro y siempre con una sonrisa en la cara. Y seguimos cantando las canciones que nos enseñaste! Así que, aunque hoy no estemos físicamente, compartimos este momento contigo y, puedes estar segura de que siempre formarás parte de esa etapa tan bonita de nuestras vidas. Y que, si a día de hoy, la música todavía es una parte importante de nuestras vidas, en gran parte es gracias a lo que nos enseñaste tú. Un beso muy muy fuerte y disfruta de tu día!
María Núñez González, y toda la familia Núñez González.- RECUERDOS DE NUESTRA PROFESORA DE MUSICA
Me entero que por votación popular la A.V San Julián de Somió en el día de la ardilla 2012, homenajeará a mi profesora de música Charo Castro por lo que deseo manifestar mi satisfacción por el justo reconocimiento a su entrega a la música y a todos los que fuimos sus alumnos. También quiero hacerle llegar algunos de mis recuerdos de aquellos años.
Charo llegaba puntual a sus clases. En nuestra casa estuvo muchos años, nos dio clase a casi todos los hermanos. Incluso alguna de las pequeñas escuchaba nuestras clases sentada en su sillita de bebé algunos ratos. Recuerdo con gran alegría el día que nos traía premio: ¡¡unas galletas de nata que hacía su madre¡¡ Si ese día tocábamos bien, poniendo atención, nos tomábamos las galletas. Y cuánto sufrimos, ¿Verdad, Charo? con los exámenes en Oviedo. Ese Conservatorio viejo en el Rosal, que crujía cada vez que pisabas. ¡Esas esperas a por las notas tras el examen. Y qué divertidos eran los veranos que coincidíamos varios de tus alumnos con las clases de coral, pues dábamos las clases en las otras casas, ya cerca del examen para preparar mejor el cantar a voces: Alba, Alejandra, Verónica. Y gracias a ti yo pude apreciar y conocer ya de niña la delicia de ir a un concierto. La emoción de sentarte en una butaca, ver al director, a los músicos, los intermedios… familiarizarme con la música clásica es un regalo que nunca te podré agradecer bastante. Al igual que todos tus desvelos por la carrera de piano, llegué hasta 5 de piano examinándome. Y es el día de hoy que disfruto tocando, aunque no lo haga tan bien y correcto como entonces ¡¡¡ gracias a una gran maestra¡¡¡
Charo: queremos entregarte el premio ardilla de oro en su quinta edición; un animalito humilde que simpatiza con nosotros en los caminos y jardines, símbolo de buena vecindad, altruista y de conciencia social. Este reconocimiento se les otorga a personas que como tú se hayan distinguido en el afecto, la defensa y la promoción de nuestra Parroquia de Somió al exterior, habiendo sido elegida en referéndum popular.
29 de junio de 2012