Manuel Preciado

Autora: Asunción Rivero Cuesta.

Porfolio Fiestas de El Carmen de Somió 2011

Manuel Preciado Rebolledo llegó a Gijón el verano de 2006 de la mano del Sporting de Gijón, equipo que entrena desde entonces y que continuará entrenando por lo menos otra temporada más. Es una persona acostumbrada a que le observen, miren, analicen… pero no le da importancia, ni siquiera se percata de ello.

Este cántabro un poco asturianizado, pues ya está adquiriendo nuestras costumbres, se siente muy cómodo en nuestra ciudad, en nuestra parroquia, a la cual llegó hace más de un año. Vivía en un piso en Viesques, pero no se sentía muy cómodo, añoraba el campo, el aire libre…ya que dice ser muy de pueblo. Así que comenzó a buscar un lugar acorde con su forma de ser, tranquilo, cómodo, no muy alejado y lo encontró en un barrio alto de nuestra parroquia.

Define Somió como un lugar maravilloso, cercano a la playa, al centro de Gijón, a Mareo… está alejado pero cercano a todo, con buenas comunicaciones, aunque le sorprende el estado de algunos caminos de la parroquia. Disfruta en plena naturaleza con las ardillas, los árboles, sus perros e incluso algún jabalí que les visita por la noche y les altera un poco el sueño, pero no la tranquilidad que les aporta vivir aquí.

Su relación con los vecinos es excelente, le hacen sentir como en su casa, en su pueblo. Le facilitan la vida en el barrio, están pendientes de sus problemillas y siempre dispuestos a colaborar, la gente es muy agradable, campechana, abierta… pero es que él se deja querer es muy “Panchu”, expresión asturiana que le hace mucha gracia, le dijeron algunas veces y le define muy bien. Es muy habitual encontrarle por la parroquia realizando la compra, en tertulias, paseando. Una de las tertulias es con Antonio Maestro (Toño, le llama él), ambos muy campechanos, y la otra cada quince días en Casa Ángel, se reúne con los “chavales” (así llama a los jugadores) para hacer una quiniela, aprovechar la velada entre bromas, buen ambiente y buena cena.

Tiene un buen conocimiento y concepto de la gastronomía de la parroquia, así como la vinculación de los parroquianos con el Sporting. Cuando fichó para entrenar al equipo de Gijón estaba en segunda división y apreció un ambiente extraño, sorprendiéndole ver el Molinón lleno de socios en los partidos, pero lo más sorprendente para él fue y es la “mareona”. Había oído hablar de ella, pero no sabía a qué se referían, no entendía lo que era y ahora lo sabe, lo entiende, le sorprende y le encanta. A ella le achaca la mayoría de los buenos resultados del equipo cuando juega en casa. Sus palabras al respecto son: “El apoyo de la “mareona” se traduce en el resultado”. Disfruta con el gran ambiente de fútbol, de deportividad que se respira en este estadio, un ambiente puro y duro. En los vestuarios y en el campo se ha conseguido un espíritu de equipo. Personalmente no se define exigente ni perfeccionista ni tan poco con grandes aspiraciones, aquí en el Sporting, en Gijón, en Somió se encuentra en la gloria.

Uno de sus sueños o aspiraciones ya lo ha hecho realidad; entrenar al equipo de su tierra, al que le vio correr, jugar, pelear…Con el Racing de Santander vivió dos experiencias muy diferentes, una de jugador y otra de entrenador. Como jugador vives más tranquilo, haces lo que te mandan, entrenas, juegas y acabó el día; como entrenador hay que planificar cada detalle, la responsabilidad es toda tuya, la jornada no acaba cuando el entrenamiento ni el partido continua, pero tiene su encanto pues continúa haciendo lo que más te gusta. Lo que añora de su etapa de jugador es la edad.

Forzándole un poco sobre otra de sus aspiraciones sin cumplir confiesa que sería entrenar al Atletic de Bilbao, por la forma de vivir, sentir el fútbol, la cantera y esa magia indescriptible que lo rodea o entrenar a un equipo inglés por la manera pasional con que viven el fútbol, pero me aclara que no son objetivos a cumplir con empeño, “aquí estoy en la gloria”.

Cuando concerté la cita con él, marchaban a jugar a Málaga al día siguiente y debo ser sincera que no sabía con qué tipo de persona me iba a encontrar, pero me encontré con una persona muy abierta, con un trato cordial, sincero, cercano, “un paisano” como decimos aquí.

Casualidades del destino cuando ya tenía la cita concertada con él en Mareo antes del entrenamiento, leo en la prensa que rodó un videoclip con dos parroquianos Igor Pascual y Mario Viñuela, que no sabía eran de Somió y para los que tiene muy buenas palabras y muy buenos recuerdos de esa experiencia, así como para todos aquellos parroquianos que le tratan en el día a día.