Breve historia de «Casa Espicha»

Autora: Fefa Rubiera

Por lo que puedo recordar de lo que se comentaba en mi familia, este bar data del año 20 del pasado siglo cuando Manuel Rubiera y Josefa González lo fundaron.

Ellos tenían una finca en el barrio La Redonda de Somió, que pertenecía a Josefa de su anterior matrimonio con Zarracina, la cual cuando terminó la Primera Guerra Mundial se la partió en dos la carretera del Piles al Infanzón.

Este matrimonio tuvo bastantes hijos: Luis (del anterior matrimonio de Josefa) Senén, Jesús, Conchita, Emilio, Tito, Enrique y Fernando. Los beneficios de la casería no daban para vivir tantos y optaron por vender la parte de la finca que daba al Norte y que era donde ellos vivían y en la zona Sur construyeron su nueva vivienda, lo que más tarde sería Bar Casa Espicha.

Manuel tenía el oficio de carpintero y también se dedicaba a la contratación de obras. Según iba teniendo dinero lo invertía en construir al lado de su casa y así abrió un almacén de materiales de construcción, una pescadería, una zapatería, una carbonería y en 1.924 inauguró un cine: El Salón Novedades.

Por aquellos tiempos Somió era una Parroquia eminentemente agrícola y ganadera y sus moradores, todos ellos labradores, tenían muy pocos alicientes de diversión por lo que, cuando terminaban sus faenas agrícolas se distraían yendo al Bar Casa Espicha a tomarse unas jarras de sidra o vino y echar una partida de cartas, a la vez que también podían disfrutar de sus afamados guisos de fabada, carne asada, tortillas y sobre todo sus exquisitas croquetas, todo ello muy afamado en la zona, por lo que el Bar Espicha tenía bastante actividad, sobre todo a partir de la finalización de la Guerra Civil Española cuando se instaló un surtidor de gasolina, único entre Gijón y Villaviciosa, en el que además de las personas mayores también contribuían los nietos en el servicio de dispensar carburante.

Terminada la Guerra Civil, ninguno de los hijos varones se hizo cargo del negocio, unos se marcharon a Madrid y otros se emplearon en otros trabajos en Gijón. Solo Conchita, la única mujer de los hermanos, se hizo cargo de la atención de sus padres, ya mayores y de regentar el Bar Casa Espicha manteniendo además sus exquisitas recetas culinarias, hasta que, allá por lo finales de años 60, lo dejó y aunque siguió funcionando el negocio con otros propietarios, ya no se puede considerar como Bar Casa Espicha, pues Conchita fue la última descendiente.

Aunque a Manuel lo llamaban “Espicha”, no era ese un mote familiar pues él era miembro de la familia Casin y el nombre de “Espicha” surgió cuando de niño fue requerido por su padre para que sacase una jarra de sidra de un tonel y el muchacho llegó al rato con la jarra y gritando,

¡¡Perdí la espicha, perdí la espicha!!

Como se puede uno suponer el desastre debió de ser importante.

 

Fefa Rubiera

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