Carmina Díaz García, una cabeza privilegiada.

Autora: Virginia Álvarez-Buylla

Porfolio Fiestas de El Carmen 2024

Somió, nuestra hermosa ciudad jardín era hace un siglo una zona eminentemente rural, llena de quintanas y caserías que se dedicaban a la explotación agropecuaria desde entonces poco a poco se transformó en un paraíso residencial con numerosas urbanizaciones, colonias de chalets y viviendas unifamiliares, haciendo desaparecer a aquellas explotaciones, aunque aún se conservan algunas caserías muy transformadas adaptadas a lo que se espera sea una zona residencial.

De una de estas caserías llamada CASA LA ROXA, debido a que Ramona, la dueña tenia el pelo de ese color rubio, procede la familia de nuestra protagonista. CARMINA DÍAZ GARCÍA, HIJA DE LUISA Y LUCIANO quién a su vez era hijo de RAMÓN DE LA NIETA. Gracias a los manantiales que tenía Ramón de la nieta fundó su famosa fábrica de gaseosa. Se cree que la casa en un principio era propiedad de Julio Somoza. CASA LA ROXA estaba muy bien construida y cuando dejó de ser explotada, pasó a ser el chalet que vemos ahora.

CARMINA nació allí hace 97 años cumplidos en marzo. Era hija única y gracias al amor de su padre y su convicción de que las mujeres tenían que estudiar y explotar sus cualidades, Carmina se convirtió en una mujer adelantada a su tiempo.

Sus primeros estudios los hizo en Somió en la escuela de Doña Encarna y dos años después ingresó en el colegio de San Vicente, al que tuvo que dejar dos años después por el comienzo de la guerra. Ella recuerda la guerra como una época de dolor, tristeza y gran necesidad para mucha gente y no precisamente para ella y su familia porque tenía suficiente comida para su abastecimiento: maíz, fabes, fruta etc. Carmina y su familia decidieron dedicarse a ayudar a los demás ya que mucha gente de Gijón vino a refugiarse a Somió. Muchos de sus primos fueron alojados en su casa que estaba siempre llena.

La carbayera de La Pipa estaba llena de fugitivos e incluso muchos vivían en chabolas. Ella recuerda un jugador del Sporting que se llamaba Calleja y tenía entusiasmadas a todas las niñas.  En el garaje de su abuelo abrieron un economato dónde repartían panchones de pan y otros alimentos. Carmina recordaba que se formaban largas colas. Ella y sus amigas además de ayudar subían a la Providencia a ver desde allí al Cervera.

Terminada la guerra volvió a la escuela que había sido convertida en hospital para cuidar a heridos y enfermos y ahora volvía a ser escuela. Después se fue a la escuela de Comercio y estudió Perito Mercantil.

Una de los rasgos principales de Carmina es su inquietud y afición a ocuparse en todo lo que podía hacerse en Gijón y eso además la diferenciaba de las chicas de su edad que solían quedarse en casa y dedicarse a las labores del hogar. A ella le encantaba leer, desde el muy joven leía todo lo que encontraba. Una de los mejores fans de Agatha Christie, ha leído todas sus novelas. También la novela negra americana Chandler, Ross Mcdonald, las novelas de espías Phillip Oppenheim, románticas de Pérez y Pérez y sigue leyendo. Impresiona su memoria acordándose de todos los nombres de sus autores preferidos. El teatro otra de sus pasiones y el cine, una de sus actrices favoritas era Ginger Rodgers, de la que sabe absolutamente todo. En el Jovellanos vio a muchos cantantes y actores famosos como Celia Gámez y Concha Piquer.

Aficionada a Los toros, su padre le compró un abono. Le encantaba Manolete y se hizo amiga de su madre con la que se escribía.

El football le encantaba y tenía el carnet 67. Su padre le compró un coche cuando era muy joven y se la veía conduciendo por Gijón y Somió con gran alegría.

Se casó a los 24 años y tuvo dos hijas y aquí tuvo el disgusto más grande de su vida, su hija de 44 años, una mujer profesional, estupenda dentista y de gran valía murió de un cáncer, produciéndole un dolor que casi no puede recordar. Afortunadamente tiene otra hija maravillosa Maribel, licenciada en Historia del Arte, tan inteligente como su hermana y su madre que a su vez le ha dado a Carmina un nieto y este a su vez una biznieta.

Con sus 97 años es un placer hablar con ella. Con una mente lúcida, una memoria impresionante. Le gusta disfrutar de la vida con sus hijos, sus nietos, su biznieta, sus libros, y su aperitivín por las mañanas con su hija y su yerno en algún lugar de Somió. Hablar con ella es un verdadero placer.