El Fondal

Autor: Miguel Ángel del Fresno Loché

Porfolio de las fiestas de El Carmen 2019

SITUACIÓN.- La finca, frente al mueso Evaristo Valle, en el Camino de las Margaritas, fue comprada por Dª Maria del Valle (viuda de Pepín Rodriguez). Lindaba con el Camín de Cabueñes, casa de Casimiro Catrain, casa de Oliva Loche, prados de Manolo Maria Elías, finca de Fernando Garcia, finca de Requejo y el caleyon (todo ello referido a la década de los años cincuenta).

EL CALEYÓN.- Recuerdo aquellos inviernos que comenzaba a llover sobre octubre y no paraba casi hasta mayo. El agua bajaba por el actual camino de los Nardos, desde la Pipa, y seguía por el Caleyón produciendo inundaciones a la altura de la actual entrada al Museo Evaristo Valle, frente a la que era la entrada a la finca. En aquellas ocasiones para cruzarlo había que saltar de piedra en piedra o llevar botas. Recuerdo como mi madre me tenía que pasar en cuello para poder ir al colegio de las Dominicas. El agua atravesaba la carretera e iba a parar a un regatu que había en la pomarada de Buznego, seguía por el camino de Las Dalias, pasaba por delante de Las Delicias, hasta llegar a la puerta de casa de Juan (el roxu).

Un día de todos los santos, llovió tanto, que la gente que venía del cementerio no podía cruzar el caleyón.  En aquella ocasión, Antonio Loche unció un carro y se dedico a cruzarlos hasta el anochecer.

El caleyón era estrecho y tan frondoso que incluso en verano no pasaba la luz.  Yo lo utilizaba como atajo para ir a La Pipa y confieso que tenía miedo y no paraba de correr hasta llegar al actual camino de Los Nardos. Nos decían que allí estaba el hombre del saco.

LA FINCA.- Como ya dije, tenía la entrada frente a la actual del Museo. No sé exactamente la extensión pero me dicen que bien podía tener unos diez días de buey. Los llevadores eran Juan y su mujer América. Parte era pomarada, parte pasto y parte huerta. Esta última la dedicaban para cultivo de maíz, fabes y en algunas ocasiones lechugas y tomates. Más de uno saltaba a coger manzanas o lechugas e incluso (me cuentan) que uno dejó parte de la chaqueta en la alambrada. A Juan esto no le importaba pero se enfadaba si hacían furacos en el cierre.

En la recogida de la manzana participaban jóvenes y mayores, pero subir los sacos al carro era cosa de jóvenes.

La primera mallada de esta pomarada fue en casa Patricio y en ella participaron Juan, Benito, Paco y Ovidio. No sé si de aquí proviene la estrofa que seguro conoceréis:

Los rapazos de Patricio

Y Pepito de Alvarin

Echan un tonel de sidra

En Somio Villamanin.

 

Las siguientes cosechas las llevaron a casa Gil.

Alguna vez, para contentar a los jóvenes, les dejaron hacer la hoguera de San Juan con los restos de las podas.

Cuando Juan y América dejaron la finca, los compradores prometieron a Juan un regalo que nunca llego a recibir. Era un reloj.

En la década de los ochenta, la finca fue urbanizada y comenzaron a construir chales (adosados e individuales) que en una totalidad de once hoy forman la Urbanización el Fondal, tomando el nombre de la antigua finca.

Yo fui el primero en vivir (septiembre de 1986) y recuerdo que una vecina cercana a la urbanización meses antes me pregunto si era foráneo o de Somio. Mi contestación fue sencilla: de Somió de toda la vida. Nací en casa El Pilu.