Mena García Meana

Autora: Virginia Álvarez-Buylla Bustillo

Porfolio Fiestas de El Carmen 2019

Dentro de nuestra Galería de Mujeres que han vivido toda la vida en Somió, se encuentra en un lugar privilegiado Mena García Meana, nacida en Fojanes un 7 de junio de 1923.

Mena es una mujer menuda, con el pelo muy blanco y tez rosada, vestida de rosa y azul, lo que le da un aire dulce moderno a la vez. Me recibe muy acogedora junto a su hijo Jaime que vive con ella en una casa muy cuidada, con un césped que brilla y llena de rosas. Me cuenta que vivía en Fojanes e iba a la escuela que estaba al lado de su casa:

– “Eso no me gustaba y no porque no me gustase la escuela, sino porque tenía que ir de casa a la escuela y de la escuela a casa en un momento y no podía charlar con las amigas. Éramos seis hermanos y como teníamos un bar en nuestra casa “La Pumarada”, todos trabajamos en él. Yo echaba una mano y hacía un poco de todo, sin especializarme en nada”.

Mena debió ser una mujer divertida a quien le gustaba pasarlo bien, salir con las amigas y bailar. Su problema es que entonces no había mucha libertad para las chicas, tenían que estar pronto en casa y estaban muy vigiladas. Ella, que tenía mucho ingenio, inventó una cosa para poder salir algo más. Me cuenta:

– “Entonces teníamos un pozo en casa de donde sacábamos el agua, pero el agua para beber y cocinar teníamos que ir a buscarla a la fuente que había en Villamanín y salía por la cabeza del león. Yo me ofrecía para ir a buscarla, pero cuando volvía con ella, iba tirando bastante por el camino, con lo cual tenía que ir a buscarla varias veces y aprovechaba para charlar con las amigas”.

Cuando conoció a Francisco Moran García, también de Somió, se enamoró y estuvo con él el resto de su vida hasta que murió. Los padres de Francisco habían trabajado para los Masaveu en “La Rosaleda”, e iban a la Plaza a vender los productos de su huerta. Un tío de ellos había sido a México a trabajar y ganar dinero. Cuando consiguió lo suficiente volvió a Somió y construyó una casa. A ella fueron a vivir los padres de Francisco.

– “Tuvimos un noviazgo muy bonito. Íbamos a bailar a Somió Park y yo, muchas veces me escapaba porque no siempre me dejaban ir – cuenta Mena. Nos fuimos a vivir al centro unos años mientras nos construían nuestra casa. A mí me gustaba vivir en Gijón porque era más cómodo, pero Francisco adoraba Somió, la aldea, la tranquilidad, la huerta, el jardín. Él trabajaba en el Banco de Gijón”-

A mi pregunta sobre si tenía hijos, me contestó.

– “Sí, tuvimos tres, chicos los tres. El pequeño, Jaime, nació catorce años después de los otros. Uno de mis hijos contrajo una enfermedad cuando la guerra y como casi no había médicos, ni medicinas, se puso cada vez peor y no hubo más solución que ingresarle en Villa María, convertida en hospital entonces y en donde la situación era muy mala por falta de medicinas, médicos y demasiados enfermos y heridos. Allí murió enseguida. Ese fue el disgusto más grande de mi vida. Nos sentimos impotentes ante aquella situación de desamparo. Afortunadamente no tuvimos más contratiempos durante la guerra. No nos pasó nada y teníamos comida suficiente porque teníamos una huerta estupenda, verduras, frutas, gallinas, etc.”-

Toda su vida se dedicó a cuidar de sus hijos, marido y suegra que vivían con ellos.

Yo le dije que había oído que había sido una de las chicas más guapas de Somió, cosa que no me extraña, porque ahora sigue siendo guapa. Ella no estaba de acuerdo, pero su hijo me enseñó una foto de la boda y eran muy guapos los dos, pero Mena era una belleza morena de rompe y rasga. Me recordaba a aquellas míticas actrices italianas, la Sofia, la Lollo, la Anna Magnani.

Bueno pues así era y así es la vida de esta belleza somionense que se dedica a descansar, a disfrutar con sus nietos y a recordar tiempos pasados.