Autora: Asunción Rivero Cuesta
Porfolio fiestas de El Carmen 2012
Francisco Serrano Fanjul, más conocido como Paco el practicante, vive en La Guía con su esposa Matilde Cobián, en una acogedora casa en la que guardan varias colecciones, unas en activo y otras abandonadas, aunque no por ello conservadas y añoradas, por falta de espacio, como ocurrió con la de jarros, cuadros o botellas. Paco desde los 18 años ejerció de practicante. Iba por las casas con su maletín para poner inyecciones, realizar curas y todo aquello que precisara de su presencia y fuera de su competencia. También ayudó en el quirófano a muchos cirujanos de Gijón en el Sanatorio de Covadonga y luego de forma trashumante es decir donde le precisaran. Comparte su esposa la profesión de practicante y muchas aficiones y manías según él. Cuando cumplió los 65 años se jubiló, pero continuó en activo dos años más hasta que un día decidió dejarlo tajantemente para dedicar el tiempo a sus aficiones y a las colecciones. Paco y Mati siempre tienen algo que hacer pues disponen de actividades de buen tiempo (gimnasia verde que es arreglar el jardín, la huerta…) y actividades de mal tiempo (lectura, las colecciones…). Le gustaría a Paco saber jugar mejor al ajedrez, pero no para competir con un rival, pues no le agrada perder, sino como una forma de resolver un puzzle en compañía pues de cada partida aprendes algo y pones a prueba tu habilidad mental e intelectual.
Su afición por las colecciones viene desde niño cuando en casa recortaba los sellos de las cartas, los limpiaba, guardaba y colocaba e hizo con la ayuda de su padre un álbum para guardarlos. Continuó su colección poco a poco cuando el tiempo se lo permitía, pero comenta que los sellos ahora están muy desprestigiados pues es más un mercadillo de cromos, ya que nadie vela para que sea fondo artístico, y se está convirtiendo en un fondo de especulación. Además, el franqueo con sellos disminuyó dando paso al matasellos. Sin abandonar esta ardua tarea de los sellos que lleva un trabajo meticuloso y laborioso que realiza en la parte alta de su casa la cual la denomina “el palomar”, comenzó hace un tiempo una colección de chapas de corchos de cava. Dicha colección la comenzó de una forma casual pues en la filatería donde se surte de los sellos le regalaron unas chapas y él comenzó poco a poco a coleccionarlas.
Está realizando dos colecciones paralelas una principal y otra secundaria pues no siempre llegan dos placas igual para ambas colecciones, es decir la secundaria es con las repetidas. El material lo consigue con las aportaciones de amigos, familiares…que conocen su afición y de las botellas que consumen ellos y buscan meticulosamente en las tiendas de groumet de Gijón o del trueque con otros coleccionistas. En esa colaboración también aportan su granito de arena sus dos hijas que quizás algún día continúen esas colecciones que con tanto esmero está haciendo Paco.
Tiene más de 200 chapas que guarda en bandejas de coleccionar monedas. Cada una está catalogada por orden alfabético de ahí que sea un trabajo continuo y meticuloso pues cada vez que consigue una nueva hay que mover de sitio alguna o algunas para conseguir ese orden. En un principio ves una bandeja y a simple vista parece que tiene tres chapas colocadas seguidas e iguales, pero fijándote o diciéndotelo él aprecias que no es así. Se distinguen por la calidad del color debido a la tintada, una estrella en un lateral, una letra más grande, las hendiduras de la chapa que son mayores… muchos y pequeños son los detalles que las diferencian, e incluso a veces solo se distinguen por el reverso que uno es plateado y otro es negro o dorado. Por eso para ser coleccionista hay que ser detallista.
En Cataluña hay mucha tradición y todo un mundillo girando en torno a estas chapas. Los lagares realizan una chapa para cada cosecha como mínimo, y dentro de cada cosecha para cada evento, celebración, convención, aniversario vamos todo aquello que salga de lo habitual. No solo lo realizan las grandes marcas comerciales si no también las medianas, pequeñas y los lagares particulares o familiares. Allí es una gran tradición y cuidan mucho ese detalle, llegando incluso a hacer partidas muy limitadas.
En Sant Feliu de Guixols hay un museo de estas placas y edita un catalogo con las diferentes chapas que están en el mercado. Cada una trae una referencia y puedes adquirirla previo pago. El catálogo que nos enseñó Paco tenía una gran variedad y puedes pasar horas mirándolo y buscando las diferencias entre ellas, descubriendo un mundo singular y para muchos desconocidos. Una de las múltiples chapas que él tiene y más me llamó la atención es la de las Bodegas Bocopa, Marina Espumante. Cada una trae una reflexión:
- Si te caes siete veces levántate ocho.
- El que duda piensa.
- Una vida plena es mejor que una vida larga.
- Para mejorar tus acciones mejora tu pensamiento.
- A veces el silencio es también una opinión.
- Disfruta del día hasta que alguien te lo arruine.
- Cuando el vino llega, la razón se marcha.
- El arte de vencer se aprende en las derrotas.
- Hoy es el primer día del resto de tu vida.
Como pueden ver el mundillo del coleccionista es muy amplio, variado, meticuloso y cada día descubres algo o alguien nuevo que te sorprenderá.