Autor: Pablo Palomo
Fuente: La Nueva España
Una manada de suidos visitó ayer la avenida Pecuaria, y Somió se suma a Viesques como una de las zonas afectadas por los destrozos
Un problema que parece resurgir. Los daños ocasionados por los jabalíes en la rotonda de Viesques, la de Viñao, la que popularmente se conoce como la “rotonda del caballo”, no han sido los únicos generados por estos animales en el concejo. De hecho, en Somió la pasada semana, según concretan los vecinos, se produjeron al menos dos incursiones en fincas de la parroquia próximas al autocine. Además, ayer por la noche algunos conductores quedaron sorprendidos tras ver una manada campar como si nada por la avenida de la Pecuaria. Todo ello ha llevado a los vecinos de las zonas afectadas a reclamar un refuerzo para el equipo de arqueros que diezma los jabalíes en Gijón. “El problema está volviendo”, advierten.
La caza de jabalíes con arqueros fue una de las medidas impulsadas por el anterior concejal de la Zona Rural, el socialista José Ramón Tuero. Aunque contó con el rechazo de algunos sectores del movimiento vecinal de la zona urbana (de barrios donde nunca se tuvo este problema) y de algunos colectivos animalistas, la medida resultó muy efectiva. Según datos de la consejería de Desarrollo Rural del Principado, hasta el 21 de agosto y contando desde el 7 de marzo de 2021, que fue cuando se empezó el servicio, estos arqueros han logrado abatir a 1.040 ejemplares. Si bien, el problema, indican en las parroquias, está surgiendo. “En Somió estamos fatal. Volvió a crecer mucho, sabemos que siguen cazando pero no deben de dar a basto. Un refuerzo no vendría mal”, indicó Soledad Lafuente.
A la presidenta de la asociación “San Julián” de Somió se suma José María Rubiera, su homólogo en la de Castiello. “Hace poco que delante de casa vi a dos o tres grandes seguidos de varios pequeños. Es una especie que prolifera rápidamente. El tema de los arqueros se debería ampliar”, explicó. Por ahora, en Deva están más tranquilos. “Aquí bajó mucho la cosa, pero antes era tremendo. No se te metían en casa porque Dios no quería”, contó Juan Caso, el presidente de la asociación de vecinos.