Casa Ignacio

Autor: Juan Santamaría Fernández

Porfolio Fiestas de El Carmen de Somió 2012

Hace días, unos amigos me animaron a escribir algo sobre el origen de este local, cuyo negocio llevo actualmente. No es mi fuerte la redacción, ni las efemérides de mis antepasados, pero si mi tía abuela me ayuda ¡allá voy! Detrás de esta casa donde me instalé, había otra antiquísima. Era vivienda, almacén, saladero y tienda mixta o polivalente. Pertenecía a mi tatarabuelo Ignacio Cifuentes Morán, natural de Somió, no sé de que familia era descendiente, pero parentesco que me dicen eran los sifoneros de La Pipa, los de Bárbora, los de Pachán, otros de la subida a la Providencia etc.

En el año 1892 se terminó de construir la casa actual y allí se trasladó el antiguo establecimiento, claro amplificado y mejorado.

La tienda de todos es sabido estaba (y está) en el lugar neurálgico de la Parroquia. Allí llegaba y volvía “el tranvía de las mulas” (1890- 1908). Luego el eléctrico. La tienda, también era deposito de avisos, noticias, cartas de coreos etc. ya que desde ésta los hacían llegar a sus destinatarios, pues los moradores de “Casa Ignacio” sabían los nombres, apodos y caserías de la vecindad.

Los agricultores llegaban en carros a vender o solventar sus asuntos y las mujeres a vender los productos de la tierra o comprar para el hogar. Estas lo hacían en burro o con “goxes” y amarraban los animales a unas argollas fijas en la pared de la entrada a la tienda y más de una vez dieron algún susto.

También paraban en esta tienda casi todos los usuarios del tranvía a esperar este transporte, charlar o guarecerse del mal tiempo, ya que había un banco largo hasta el mostrador.

Mi abuelo Loyola, me decía que su madre siempre recordaba las veces que habían entrado en este establecimiento los ilustres huéspedes del palacio que había y que con los años se ubicó La Pecuaria (actualmente desaparecida).

Hacia el año 1931 se añadió El Estanco, pero para entonces ya tomaban las riendas sus hijos Herminio y Avelina, con cualidades dignas de su padre Ignacio.

Por último (el autentico correos) La Estafeta tuvieron los anteriores citados, su sobrina Joaquina tan diligente como ellos, hasta su cierre total de sus actividades en la década de 1990.

Se reabrió en 1991 como bar, cuyo inquilino lo bautizó con el nombre de Mesón “El Estanco”.