Autora: Isabel Meana Herrero
Porfolio Fiestas de El Carmen 2017
Es de todos conocida la importancia del laurel a lo largo de la historia. Ya en la época romana el laurel era símbolo de triunfo, gloria y fortuna. En la edad media eran coronados con laurel poetas y artistas. En Asturias el laurel bendecido se colgaba en los dinteles de las puertas de las casas para ahuyentar las entonces tan temidas tormentas y otros malos espíritus. También se utilizaba mucho para aromatizar los platos cocinados a la vez que facilitaba la digestión de los alimentos. Sus hojas se colocaban en los armarios para ahuyentar polillas y otros insectos y en la zona occidente los vaqueiros lo ponían hasta hace muy poco en el fondo de los ataúdes.
Aún en la actualidad se coloca un ramo de laurel en el tejado de las viviendas en construcción cuando éste se culmina, como protección y celebración.
Todo esto viene a que, en Somió, en la tradicional ceremonia de Bendición de Ramos, venimos observando desde hace muchos años un hermoso arbolón de laurel que destaca entre todos los demás en altura y volumen. Lo portaba y lo porta, desde niño, Pedro Baldó Díaz, antes Pedro el de “El Cañaveral “y ahora Pedro el de” El Duque” (restaurante que regenta junto con su hermana María). Puestos al habla con él nos cuenta que esta tradición se la transmitió su padre Monchu y que era considerada antes en Somió como un reto entre los jóvenes, por lo que cada uno se esmeraba en portar a la Bendición el laurel más grande que encontrase, llegándose a ver árboles incluso con las raíces puestas. Pedro acompañaba entonces a su padre en este menester y es ahora su hijo Miguel quien le acompaña en esta tradición.
Así que, jóvenes de Somió, anímense y cultiven las tradiciones, que por falta de laureles no será.