Autora: Mª Josefa Díaz-Laviada Prendes-Pando
Porfolio Fiestas de El Carmen de Somió 2009
Esto saldrá en verano, pero ahora para mí es primavera que está empezando a mostrarse: unos brotes, unas hojitas verdes en los árboles que irán haciéndose frondosos cambiando el paisaje…Entonces empezarán las señales de que ya está aquí el verano, se van abriendo las casas de los veraneantes. No hace mucho la cortesía del vecindario tenía su “protocolo”: cuando llegaban los forasteros se les iba a visitar y al acabar la temporada eran ellos los que venían a despedirse.
También aumenta la circulación y aumentará a pesar de la crisis. Qué barullo no habrá en la Avenida de Dionisio Cifuentes si ahora encuentras coches en doble fila, a veces hasta tres de un lado y otro que te obligan a circular en plan “slalon”. También paran algunos en doble fila para acceder cómodamente a un establecimiento habiendo sitio para aparcar a pocos metros de distancia. Los Domingos entre los que salen del Catecismo y los que van a Misa de doce se arma un buen lío.
Pensando en el verano recuerdo las excursiones en familia a Estaño, La Ñora, Peñarrubia con la comida: tortilla, carne empanada, postres, sidra que se ponía a refrescar en un arroyo o sitio sombrío. Ir a La Ñora por atajos era complicado. Una vez se adelantaron dos veteranos de la familia para indicarnos el camino por lo cual habíamos estado toda la tarde anterior haciendo montañas de papelinos de colores…pero se perdieron y detrás nos perdimos más de treinta personas porque nos habíamos juntado varios parientes y amigos. Les hicimos coplas:
Abuelito, ¿tú qué hiciste?
te perdiste, te perdiste
junto a Estaño.
Abuelito, ¿tú qué hiciste?
ya no vuelves, ya no vuelves
hasta otro año.
Las playas eran, no diría salvajes, pero casi solitarias, lo que era aprovechado por algún que otro nudista. Entonces se adelantaba un caballero para rogarles que se pusieran el traje de baño porque iban a llegar señoras a lo que el nudista accedía amablemente. Esto no pasaba en tiempos de Matusalén, sino hará setenta, ochenta años. “Y quién lo vió es quien lo asegura”
Y lo vio