Restaurante «El Limonar»

Autora: Asunción Rivero Cuesta

Porfolio Fiestas de El Carmen 2017

El Limonar fue un bar-restaurante situado en el Camino de Los Claveles, a espaldas del restaurante Las Delicias. Su origen estuvo ligado a él, pues Mercedes (dueña de Las Delicias) compró el edificio. Allí estuvo ella viviendo, en el piso superior y en el bajo albergó una escuela privada, abierta unos pocos años. Mercedes continuó regentando Las Delicias y su hija Maruja, tras unas reformas inauguró el bar El Limonar. Era una gran cocinera y la clientela acudía allí para degustar sus guisos. Cuando ella fue agotando sus fuerzas fue su hijo Baldomero (Mero) el que cogió el relevo y su esposa cocinaba con lo aprendido con Maruja. Por circunstancias de la vida el bar cerró sus puertas y así permaneció unos años hasta que, en el año 2000, Manolo Fernández Miranda y Delia Casielles Blanco lo compraron a Baldomero Villabona (hijo de Maruja)

Manolo y Delia venían de trabajar 42 años en el Club de Golf de Castiello. En un principio él como empleado del restaurante pasando luego a dirigirlo. Allí realizaban todo tipo de eventos y banquetes, incluso a domicilio. La primera boda que se sirvió en el Palacio de La Riega fue la de una hija de José María Figaredo, preparada, organizada y servida por ellos. Fue el embrión del futuro. En el Golf sirvió a personas importantes de la época tanto de la vida pública como política.   

En el año 2000 abrieron de nuevo las puertas de este local hostelero de la parroquia de Somió después de una importante reforma. Vivian en la parte superior con sus cuatro hijos, ya que el edificio consta de tres pisos; planta baja que alberga el bar y comedor y las dos superiores la vivienda. Delia aprendió a cocinar en La Collada (Siero) en el bar “El Cerrucu”. Con 15 años se defendía en los fogones con soltura. Su andadura hostelera fue fructuosa pues llegaron a dirigir las casas de Los Figaredo (La Riega y La Concepción) donde se celebraban bodas. Hubo veces que había boda en ambos sitios. Delia cocinaba, dirigía y controlaba la cocina, los empleados… lo mismo preparaba las viandas en la cocina del bar que en los lugares de las bodas. Llegando a contratar 40 camareros un fin de semana para poder servir los encargos en ambos lugares. Algunos de sus clientes conocían su forma de trabajar de etapas anteriores y venían a Somió a degustar sus exquisitos guisos. Instalaron también una carpa en el jardín de la finca El Limonar para poder dar más servicios y atender la demanda, sirviendo en ella alguna boda pequeña.

Tras 10 años de intenso trabajo, en este establecimiento, les llegó la hora de jubilarse y con ello una oferta de compra. Sin pensarlo mucho aceptaron. Comenzaron así una nueva etapa más tranquila disfrutando de sus tres nietos, sobre todo de la pequeña pues los otros dos se criaron en El Limonar cuando no había tiempo para contemplarlos y disfrutarlos. La abuela materna crió a sus nietos en La Collada y ahora ellos crían a los suyos. El ciclo de la vida.

En las instalaciones de El Limonar se celebraron variadas actividades de la Asociación de Vecinos “San Julián” de Somió: bailes de salón, verbenas del farolillo, clases de baile asturiano, manualidades, cuenta cuentos y meriendas para niños, fiesta de comadres y durante cuatro años se celebraron las Asambleas de Socios de la A.V. contando siempre con el apoyo incondicional de Delia y Manolo. Muchas gracias.